La Biblia y el mundo del Nuevo Testamento
La Iglesia que es sabia y maestra nos propone cada día del año poder tener un acercamiento ordenado en cuanto a la lectura de la Biblia. Por ejemplo, en las misas de cada día de la semana, incluido el sábado, tenemos una lectura, un salmo y un texto del Evangelio. Los domingos y fiestas, se leen dos lecturas, un salmo y un texto del Evangelio. Los domingos tanto la primera lectura y el Evangelio llevan una temática común.
Las lecturas de entre semana se distribuyen en año par e impar, mientras que las lecturas del domingo se dividen en Ciclo A, B y C. De esta manera, la Iglesia pretende que se puede leer y meditar prácticamente toda la Biblia. Y esto se vuelve cíclico. En los días de las fiestas más importantes para los cristianos se nos propone seguir textos que estén relacionados a lo que se está celebrando; como por ejemplo en las fiestas de Navidad y Pascua, las lecturas hablarán específicamente de estos acontecimientos centrales para nuestra fe.
Queridos lectores a partir de aquí extraigo para ustedes algunos elementos de un artículo de Agathe Lukassek, sobre el Evangelio de Juan, publicado en la página de Internet katholisch.de.
Para la autora de este artículo, entre los cuatro evangelios aún existen grandes diferencias. Esto incluye no sólo la cuestión del autor, sino también el carácter literario y el mundo teológico del pensamiento. Es muy evidente en el Evangelio de Juan, ya que, aun con un lenguaje sencillo, desarrolla una profunda espiritualidad, lo que exige tener un poco más de atención ante los relatos y las explicaciones que este evangelista presenta.
La mayoría de los biblistas coinciden, y con ellos nuestra autora, que este cuarto y más joven de los evangelios - se dice que fue escrito alrededor del 80 al 100 dC - inicialmente no es para principiantes: asume las tradiciones de Jesús, que se encuentran en los tres "sinópticos" Mateo, Marcos y Lucas, pero (con Juan) la historia tiene su propio enfoque especial.
Con respecto al contenido, nos dice Lukassek es fascinante porque en él Jesús hace afirmaciones concisas sobre sí mismo tales como "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6), "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" ( Jn 15,5) y "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca pasará hambre" (Juan 6,34). Además de las declaraciones y monólogos del propio Jesús, también hay diálogos famosos en el cuarto evangelio, como la conversación con la mujer samaritana en el pozo de Jacob (Jn 4), con María Magdalena en el jardín después de la resurrección (Jn 20) o en el apéndice del evangelio cuando se encuentra con Pedro tres veces le pregunta si lo ama.
Los milagros que Jesús realiza son para el Evangelio de Juan ‘signos’ o ‘señales’. Es decir que están puestos para creer y que creyendo tengamos vida eterna. Además para la autora, Juan comienza con el que probablemente sea el prólogo más conocido de la historia literaria. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios’. Por otro lado la presentación de Jesús como verdadero hombre, hace de este Evangelio, el fundamento para afirmar que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
Por último digamos que se sigue discutiendo sobre quien es el autor de este Evangelio. Muchos afirman que es Juan uno de los discípulos de Jesús, otros dicen que puede ser el que aparece como ‘discípulo amado’ en el texto, y que no todos coinciden en decir que sea el mismo Juan apóstol; finalmente otros biblistas ven mas bien la autoría de parte de una ‘comunidad joanica’. Queda todavía mucho por seguir descubriendo sobre la Biblia, lo importante es que sea para nosotros Vida y Salvación.
Hasta la próxima y bendiciones.
P. Oscar
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